Desde hace unos
pocos años las metodologías ágiles han pasado a ocupar el “main stream”, probablemente aún no son mayoritarias en las empresas
pero están casi omnipresentes en el “circuito blogero” de expertos y
consultores.
Si tenemos en
cuenta el Ciclo de Hype,
que explica un patrón común al incorporar socialmente nuevas tecnologías (y
metodologías) , vemos que es casi inevitable que se produzcan “burbujas” con
expectativas exageradas a las que siguen desilusiones y una estabilización
conseguida cuando la nueva tecnología ya no es una novedad pero la mayoría de sus
usuarios obtienen de ésta una efectividad sostenible y económica. ¿Por qué se
producten las burbujas? En el prólogo del excelente libro Workflow
Modeling se da un conjunto de razones muy convincentes, centradas en la
actividad de profesores, fabricantes y consultores que, usualmente llevados por
sus propios intereses y excitación, alaban las posibilidades de las nuevas
tecnologías, pero raramente hablan de las experiencias negativas.
Esto está pasando
ahora mismo con Agile, especialmente con Scrum. De los muchos artículos que se
publican continuamente, algunos son exageraciones alabando las maravillas de
Scrum en aspectos como la menor documentación o su mayor comunicación y
eficiencia. No es que Scrum no tenga muchas ventajas, pero no destacar
igualmente los riesgos y malas experiencias no me parece inocente sinó
tristemente interesado.
Una derivada de esta
publicidad de Agile consiste en criticar las metodologías tradicionales y
modelos de calidad como CMMI. Hay que uir de éstos para adoptar entusiastamente
Scrum. Esto se dice sin explicar que Scrum funciona muy bien en ciertos
contextos (p.e. desarrollo interno de producto) pero no se puede aplicar en
otros (p.e. donde se requieren inversiones y decisiones iniciales fuertes, o
existen transformaciones organizativas complejas).
Sin hacer ningún
juicio de valor, un ejemplo es el artículo “Cómo pasar de CMMI y
su incomunicación a la colaboración con Scrum, Agile y Lean”. Este blog me
encanta, su autor es muy competente, pero en esta ocasión se debería explicar
bien que se da un ejemplo de una implementación muy arriesgada de CMMI (una
empresa que se certifica en nivel 3 en un plazo agresivo de 18 meses y que
incorpora un outsourcing con muchas diferencias culturales). En primer lugar CMMI
puede implementarse de manera ágil, como se explica en el libro Integrating
CMMI and Agile Development, pero además un proyecto de outsourcing siempre
tiene riesgos y desventajas que deben cuidarse mucho para que resulte
compensador el menor coste de subcontratar partes de la producción en otro
país. En 2010, otro estupendo blogger como Javier Garzás, hizo un muy buen artículo
que analiza con detalle los conceptos y diferencias relacionados con las
discusiones de la conveniencia de adoptar CMMI o Scrum.
Para finalizar,
debo decir de mi experiencia de profesor en postgrados y másters, que veo como
algunos alumnos más jóvenes tienen asumido que Scrum es la metodología aplicar
y ni siquiera conocen lo que es el PMBOK. Es un error no conocer las diferentes
opciones a la hora de solucionar un problema para aplicar la combinación de
éstas adecuadas. Lo digo como consultor con experiencia aplicando diferentes metodologías
en muchas empresas y estando certificado tanto en Scrum Master como PMP.
Estimado Alex
ResponderEliminarMuy interesante tu artículo y coincido contigo. Creo que es difícil de evitar exagerar en el entusiasmo de utilizar metodologías ágiles. El mismo nombre ayuda a esto. Todos queremos ser ágiles, sea que utilicemos los conocidos métodos ágiles o no.
Pienso que cuando las personas conocen lo que es CMMI pueden comprender que va más allá de metodologías o técnicas, y que más bien, nos ayuda a seleccionarlas y utilizarlas, disminuyendo el riesgo de las adecuaciones que inevitablemente serán necesarias.
Juzgar al CMMI por malas implementaciones o interpretaciones no es correcto.
Saludos
Juan Carlos Torres